domingo, 9 de septiembre de 2012

Un sin sentido

En este, mi paseo por la vida observo como el sin sentido se apodera de cada uno de los seres que habitan nuestro planeta. Pero qué sociedad hemos construido?, en qué seres hemos confiado para dirigirla? y lo peor de todo, con qué sin sentido estamos funcionando?… Retrocedamos unas pocas décadas y entonces hablábamos de “democracia”, en definitiva y sin entrar en jerga política, un juego en el que los habitantes ampliábamos nuestras opciones decisorias y con ella, la sensación de libertad empezaría a subir por nuestras venas como pura adrenalina. Pero había una pega y es que la libertad sólo era una sensación, vamos que no era real, que duraba poco. Os explico, en nuestro país cambiamos a un dictador por un grupo político que seguía mandando, aunque fuera el pueblo el que lo eligiera, en definitiva el panorama era el mismo aunque probablemente no lo vimos entonces. Siempre ha existido su soberanía nunca la nuestra. Siempre ha existido la sensación de libertad pero no la libertad real. Sólo que cuando el término políticamente elegido fue “Democracia” nos vendimos a otro impostor, con diferente cara pero con mismo fondo. Nos lavaron las calles que pisábamos, pintaron los edificios que habitábamos y le pegaron un empujoncito a la tecnología, esa que ahora es dueña de nuestras vidas. Menudos esclavos estamos hechos! Y con que poco nos contentamos: un trabajo para pagar la hipoteca que me esclaviza de por vida, un coche que nunca se acaba de pagar pero mola sobre todo cada vez que tengo que llenar el combustible y no sé si tendré para llenar, el último modelo de móvil y la suerte de poder pedir un nuevo crédito para pagar esas ansiadas vacaciones. Y esa es la vida que hemos conseguido los que seguimos en esta sociedad. Pero no nos quejamos, bueno alguna que otra manifestación, revolución, crítica verbal pero contundente acción nada de nada. Por eso lo llamo “sin sentido”. Pregúntate a qué estarías dispuest@ a renunciar y para cada una de las respuestas pregúntate para qué lo necesitas. Es probable que no te atrevas a vivir una vida sin dinero, moneda porque le has concedido el máximo poder en tu vida. Con él te parece que vives: te alimentas, habitas bajo cobijo, compras regalos, te diviertes, … y un sinfín de cosas que nos dan la felicidad! (uf que mal estamos! La felicidad no se obtiene con ese papel que la sociedad llama dinero, ese sentimiento sólo puede sentirlo el ser libre y eso nunca, repito nunca, lo hemos sido. Triste pero cierto. Lo peor es que ahora que el culo está al descubierto, que las cartas están boca arriba sólo criticamos, nos revolucionamos pero seguimos sin actuar de manera coherente con nuestro interior y eso es así porque seguimos temiendo perder aquello que nunca ha sido dado: nuestra libertad. En realidad nacimos libres pero aquí permitimos que el sistema nos esclavizara y todo por pensar que el poder estaba en la moneda que permitía al habitante adquirir suministros. Formamos parte de la Tierra; acaso el árbol perece porque la Naturaleza se olvida de proporcionarle aquello que necesita? Jamás, perece cuando ha cumplido su ciclo o a manos de los habitantes animados, esos que ahora organizan revueltas para quejarse de lo corrompido del sistema o de lo caro que se está poniendo todo. La verdad es que yo también me quejo y lo hago desde el silencio pero ciertamente estoy aprendiendo a desprenderme de todo aquello que me ata a esta sociedad engañosa, a todo aquello que no necesito y veo hoy mucho más que ayer las injusticias y no estoy dispuesta a consentirlas por más tiempo. Yo elijo y eso me hace conocedora de mis posibilidades. Sólo hay que atreverse a renunciar a vivir en un sistema que esclaviza bajo un trasfondo de libertad. Las señales las tenemos delante de nuestros ojos cada maldito día, en la portada de los diarios, en las noticias de la televisión, y vosotros no las veis? Todo el espectáculo es un verdadero sin sentido donde las marionetas seguimos nuestras rutinas a ritmo de los mismos engaños día tras día. Eso no te hace pensar?

jueves, 5 de abril de 2012

El amor y la manera en que aman los hombres y las mujeres




Balzac nos decía que el “amor no es sólo un sentimiento, sino es también un arte” el arte de tratar de transmitir ese sentimiento sin dañar al otro, sin coartar su libertad, entendiendo el espacio que como persona necesita tener, distinguiendo el apego del deseo, la dependencia, adicción o necesidad del auténtico amor.
Frases como “Mi existencia no tiene sentido sin él/ella”, “Él es lo más importante de mi vida”, “Nuestro amor es eterno, es imposible que nos dejemos de querer” tienden más hacia un apego afectivo que hacia un concepto de amor racional.

Amar no es poseer, no es temer perder al otro. Cuando reclamas poseer al otro, buscas controlarlo por miedo a perderlo. El apego surge de la inseguridad propia y de una serie de creencias o asunciones disfuncionales que nos conducen a entender el amor como dependencia.

Hay muchas clases de maltrato además del físico, propiamente dicho. Cuando un componente de una pareja pierde su libertad, está siendo maltratado.”

Del modo en que la sociedad nos ha transmitido el amor no es realista: el concepto de amor surge del Romanticismo y se basa en el idealismo romántico que encontramos en los cuentos de príncipes y princesas. Así lo describe la siguiente poesía:

Los invisibles átomos del aire en rededor palpitan y se inflaman; el cielo se deshace en rayos de oro; la tierra se estremece alborozada; oigo flotando en olas de armonía el rumor de besos y el batir de alas; mis párpados se cierran…¿Qué sucede? ¡Es el amor que pasa!” Gustavo Adolfo Becquer

El amor espera una excesiva correspondencia: con o sin intención, el amor induce a las parejas a exigir demasiado.

Jaime ama a Alicia y no comprende porque desea estar sola. Ella le ama pero necesita recuperar su espacio. Él vive la convivencia como un espacio que se comparte las 24 horas del día. Necesita saber, conocer, controlar, porque así es como Jaime entiende el amor. Alicia acaba negándose su propia libertad en pros a un amor asfixiante. Deja de escuchar su propio deseo para corresponder al de él.”

Es bastante probable que una historia como la de Jaime y Alicia se viva en muchas familias y seguramente cuando nuestra supuesta Alicia le comenta a su madre o a una amiga esa forma tan especial que tiene su Jaime de amar, ellas comentarían:
“¡Qué suerte que tienes de tener un hombre que te adora y sólo vive por y para ti!”.
Estos son los valores que han marcado el amor en nuestra sociedad. Un amor romántico, posesivo, en el que se retiene al ser amado por temor a perderlo y en ese punto cedemos nuestros derechos como seres individuales.

El cariño consiste en dar libertad al ser amado, no en retenerlo.

El amor engendra sumisión: por tradición al hombre se le inculcaba la idea de que le correspondía proteger a la mujer. Ella era la débil y él el fuerte.
Hoy en día, hombres y mujeres aceptan el hecho de que ambos son seres humanos, dotados de inteligencia, necesidades y emociones semejantes. El género no marca la diferencia.
Si cedes tu libertad al otro, si caes en la sumisión para demostrar tu amor, te estás faltando al respeto ignorando por completo toda la lucha que se ha llevado a cabo para dejar atrás el concepto antiguo de hombre fuerte y mujer débil.

En toda relación de pareja se pasa por las siguientes fases:

Enamoramiento, en donde aparece un fuerte sentimiento de atracción hacia la otra persona, mediado por una presión social y una predisposición cultural. Aparece también un proceso de idealización de la persona que nos atrae y finalmente la actitud que tenemos hacia el otro es de compromiso y entrega máxima.
Noviazgo, aparece el intercambio de conductas gratificantes, la novedad genera un proceso de euforia. El desconocimiento mutuo sigue supliéndose con la fantasía, a partir de una imagen previamente idealizada y un conocimiento selectivo.
Compromiso, con la convivencia diaria aparece nueva información sobre el compañero, a menudo este conocimiento implica cierto desengaño al compararse con la imagen previamente idealizada. En el aspecto negativo aparece la rutina y el porcentaje de actividades gratificantes disminuye, mientras que en el positivo, se consigue comprensión, compañía, identidad social, satisfacción sexual y reproductiva, protección.

El amor completo y por tanto satisfactorio es el que incluye los siguientes componentes de manera equilibrada sin perder de vista el respeto hacia uno mismo:

Ágape, es la ternura, el cuidado por el otro
Eros, es la pasión por el otro. El deseo en estado puro.
Philia, es la amistad, el compañerismo.

Tras aquellos indicadores de dependencia, apego afectivo insano, estilos afectivos tóxicos, en una relación de pareja podemos encontrar pensamientos irracionales tipo:

•“Esa es su manera de amar
•“Me quiere pero no se da cuenta
•“No es tan grave
•“No recuerdo que haya habido nada malo
•“Se va a dar cuenta de lo que valgo
•“Intentaré nuevas estrategias de seducción
•“Mi amor y comprensión lo curarán
•“Me quedaré sola. Nadie me amará nunca
•“Sería terrible que él me dejara
•“Las mujeres son todas infieles
•“Los hombres son infieles por naturaleza

Y creencias irracionales tipo:

•“Si hay amor no necesitas nada más
•“El verdadero amor es incondicional
•“El amor es eterno
•“El amor supone sacrificio


Amor y apego no siempre deben ir de la mano. Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura. No podemos vivir sin afecto pero si podemos amar sin esclavizarnos. El desapego es una elección que dice a gritos: “el amor es ausencia de miedo”.

¿Qué ideas erróneas están en la base del concepto que tenemos del amor?
¿Por qué nos ofendemos si el otro no se angustia con nuestra ausencia?
¿Por qué nos desconcierta que nuestra pareja no sienta celos?


Existen una serie de esquemas cognitivos y necesidades que nos vinculan a determinados estilos afectivos tóxicos:

•El amor desconfiado donde él diría “Si no estoy vigilante me engañarán” y ella diría “Necesito que me celes y sufras por mi, para sentir que tu amor es verdadero”.
•El amor hostigante en donde el esquema cognitivo disfuncional diría “Tu vida debe girar a mi alrededor” y la necesidad que nos vincularía a él “Es mejor que yo. Debo entregarme totalmente a él”.
•El amor violento donde tiene su origen la violencia machista “Te lo tienes merecido, ¿Quién te manda ser tan débil?” y la necesidad a vincularse a un esquema tan desadaptado “Necesito alguien que me defienda” “Necesito alguien valiente a quien admirar”
•El amor egoísta “Mis necesidades son más importantes que las tuyas” y la necesidad “Necesito alguien con quien identificarme”.

Para prevenir todos estos esquemas cognitivos erróneos que nos acercan más al apego, a la dependencia, al encarcelamiento afectivo y puede desencadenar actitudes que promuevan la violencia machista tenemos que empezar a cambiar los desastrosos preceptos sociales todavía estancados en la sociedad.

Desde pequeños hábitos educativos hay que crear valores que promuevan la libertad humana, el respeto, la dignidad, la unidad hombre-mujer, una sana autoestima.

En el amor hay que potenciar un estilo de vida orientado a fomentar la independencia psicológica. Hablamos de Soberanía psicológica individual e incluye: mi espacio, mis cosas, mis amigos, mis salidas, mis pensamientos, en definitiva todo aquello que sea “MI” que no necesariamente excluye el “TU”.

El equilibrio adecuado es aquel donde las demandas de la pareja y las propias necesidades se acoplan respetuosamente. Recuerda siempre que no te merece quien te haga sufrir. Predicar un amor recíproco es aceptar que todos los humanos son valiosos, incluido tú mismo.

jueves, 5 de enero de 2012

Carta a Los Magos



Sentada en su cómodo sillón de cuero negro Julia se disponía a escribir aquella carta en un día tan apropiado para esa actividad. La única diferencia era que Julia no creía en esas cosas, no solo porque ya fuera adulta, sino más bien porque poco creía en las tradiciones que había impuesto la sociedad consumidora a la que pertenecía.
El día de los Reyes Magos, otra fecha justificada y obligada a la que acudir a los establecimientos para consumir. Los regalos son mágicos y por eso los traen esos poderosos reyes de Oriente… en realidad disfrazamos y otorgamos un poder a unos pocos, todo con la excusa nuevamente del consumo obligado.
Pertenecemos a una sociedad que trata continuamente de adormecernos con idioteces como la de los Reyes Magos y la magia de la Navidad; fechas para soñar, para desear, para recuperar la ilusión, para gastar lo poco que hemos podido ahorrar y así conseguir que otros sean felices. No nos damos cuenta que lo que estamos propugnando es que “el dinero Sí trae la FELICIDAD”.

Nuestra actitud compulsiva genera necesidad y con la compra, el regalo, el deseo, la ilusión caemos en nuestra propia desgracia, aquella que nos esclaviza por necesitar mucho dinero para lograr estar a la altura de lo que nos impone la sociedad en la que vivimos.
Aunque seamos y nos sintamos pobres (económicamente hablando) hay que consumir durante estas fiestas porque es la magia de la Navidad y "ya nos apretaremos el cinturón más tarde", decimos.

¡Qué ingenuos y tontos somos!

Párate y piensa: en realidad, ¿necesitas recibir regalos? ¿necesitas regalar?, ¿acaso ello nos hará más felices?

Si contestamos a esas tres preguntas de manera honesta, obtendremos un NO por respuesta. Si por el contrario en alguna de ellas contestas un sí, entonces estás más dormido que la mayoría.

Veamos, si necesito recibir regalos es que creo que un vestido nuevo, un juego de consola, un reloj o la última fragancia de moda, son imprescindibles para mi y además no sólo no me los puedo comprar yo, sino que necesito sentir que se me recompensa de alguna manera con esos “regalos”.
Esto se asemeja a la necesidad de sentirme aprobado por los demás. Primer problema.

Si necesito regalar es que necesito aparentar, posicionarme, transmitir materialmente una emoción de amor o cariño. Recuerda cuanto más cara sea la joya, más te quieren…
Realmente ¿piensas que quien te ame de veras necesitará demostrártelo con algo que se paga con monedas?. Si fuera así sólo podrían dar amor aquellos que más tuvieran. Nuevamente injusto y sinsentido.

Finalmente, si piensas que cuantos más regalos hagas y/o obtengas más feliz vas a ser es que has perdido toda conexión con tu interior, con tu propio YO y ese ser al que llamas equivocadamente YO se ha infiltrado en tu ser para robotizarte y hacerte víctima de tus emociones dañinas:
rabia por no poder, impotencia por no llegar, frustración por no ser mejor que.


Por todo lo dicho Julia se disponía a escribir una carta a los Magos, que no eran más reyes que ella que era toda una Soberana, por supuesto, como tú o como yo. Y no es que los Magos fueran menos magos que ella pero claro tanto tiempo vivido como humana le habían hecho perder el contacto con su Magia, la que siempre había habitado en ella, como en ti y en mí.

A diferencia de las cartas del resto de Julias, Lauras, Mónicas o Claras, la de nuestra protagonista no pediría nada que pudiera comprarse con aquellos trozos de papeles que llamaban dinero, ni supondría ningún sobreesfuerzo para nuestros elegidos Magos, sólo deseaba que ellos le recordaran su eterna sabiduría siempre existente pero olvidada para vivir con MAGIA lo que otros viven con “la venda de la ilusión”.