sábado, 14 de febrero de 2009

Mi regalo de San Valentín



Una rosa
es poca cosa
para decir que te quiero
mil rosas serían pocas
para expresar mi deseo

Cada día de mi vida
espero poder amarte
no he de esperar a un catorce
para mostrarte mi arte


Tu amante misterioso

martes, 10 de febrero de 2009

AMOR




Faltan pocos días para celebrar el día de San Valentín, o mejor dicho día de los enamorados, día en el que el amor es lo más importante sobre todo para el consumismo de este país, como si no amáramos el resto del año. Es una costumbre muy arraigada que acentúa el gasto al que estamos abocados. Todas las cadenas de televisión se ponen de acuerdo para recordarnos que hay que materializar el amor que sentimos por nuestra pareja a pesar de que el resto del año prescindamos de recordárselo.
Vamos a empezar dando un poquito de sentido a esta palabra que tantos sentimientos contempla. El amor puede definirse de muchas maneras y seguro que cada cual tendrá su propia manera de hacerlo. Todos estaremos de acuerdo en que es una emoción, un sentimiento que surge de nuestro interior para expresarse en el exterior. Amamos el nuevo día que nace, el amanecer, un bonito atardecer, el volar de las gaviotas, el aire que respiramos, la persona con la que compartimos lecho y a un impensable sinfín de cosas que nuestros sentidos perciben. El amor es algo ligado a la vida. Empezamos amándonos a nosotros mismos porque sin nuestro propio amor no podríamos contemplar la belleza del mundo. El roce produce afecto y éste amor hacia otras personas distintas a nosotros. Sin el primer paso de amarnos a nosotros mismos no seríamos capaces de expresar ese mismo sentimiento a lo que nos rodea.
Sentir amor produce felicidad y bienestar por eso es muy saludable practicarlo a diario. Tengas o no tengas pareja tienes que practicar enamorarte cada día un poquito más de tu propio ser, del nuevo despertar que te conduce a vivir un nuevo día, de las pequeñas cosas que forman parte de ese día.

Un profesor de Doctorado que tuve nos habló un día del amor y nos dijo que era una emoción que podía expresarse de diferentes maneras, en concreto de 3:
1. EROS, sería el amor romántico.
2. STORGE, sería la amistad.
3. LUDUS, el juego.
Cada estilo o forma de amor mencionada podía mezclarse con otra y dar nuevas formas. Así si mezclamos el amor romántico con el juego encontraríamos un estilo de amor dependiente y posesivo. Sin embargo si mezclamos el juego con la amistad el amor sería más funcional o práctico. Mientras que si mezclamos la amistad con el amor romántico obtendríamos el amor más incondicional, el menos egoísta a la hora de expresarlo.

Que cada cual saque sus propias conclusiones pero sí es cierto que el estilo de amor que expresamos a menudo va ligado a nuestra edad madurativa y a nuestra propia autoestima. Así una persona que confía poco en sí misma y en sus cualidades mostrará un amor dependiente y se comportará recelosa porque al no sentirse segura de sí misma no podrá confiar en la fidelidad de su pareja.
Del mismo modo una persona con bastantes experiencias en su haber, con una pareja estable habrá llegado a equilibrar su relación para vivirla con armonía entendiendo que en el otro además de afecto y pasión hay que encontrar a un buen amigo en el que confiar.
La juventud, la adolescencia, la inmadurez apuestan más por el estilo amoroso del flirteo y la noche loca porque ya tendrán tiempo con la madurez de sentar la cabeza.

En cualquier caso sirvan estas escuetas líneas para elogiar el amor y regalar un poquito del mío a todos los que me leéis.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mujeres que sufren en silencio




La desoladora noticia llega una y otra vez: una nueva víctima se ha cobrado la denominada violencia de género y la justicia sigue sin poder predecir estos hechos antes de que acontezcan. Es pues como si nada pudiera hacerse para proteger o evitar el sufrimiento y la tortura que viven las mujeres que sufren maltrato. Ése es su desenlace final: su muerte, una muerte anunciada. Y digo eso porque, queridos lectores, nuestros sutiles encantadores de serpientes, aquellos tachados de agresores, muestran entre sutileza y sutileza la frialdad característica en el psicópata, sin ella no sería posible terminar con el ser "amado".

Ellos no aman, sólo conquistan y en esa conquista muestran todas sus armas, aquellas que un día te enamoraron.

En el siglo XXI parecería que las mujeres fueran más inteligentes, menos víctimas de ese tipo de psicópatas que llevan viviendo años en su mismo hogar, pero lamentablemente, no es un problema de inteligencia ya que a menudo el amor sabe enmascarar el verdadero verdugo que nos sacude todo el cuerpo con ese sentimiento.

Muchas de las víctimas que ahora yacen bajo tierra, se liberaron del sufrimiento amenazante y continuado para que, una vez creerse en libertad, acudiera la muerte a su puerta. El psicópata no descansa hasta ver perpetuado su crimen.

Y la justicia ¿dónde está cuando se la necesita? Muchos casos han terminado enterrando a las víctimas porque la respuesta de la misma no fue lo suficientemente rápida como se necesitaba. Esa es la cruda realidad: tenemos que aprender primero a detectar a nuestros posibles agresores y, si ya están formando parte de nuestro entorno, a defendernos de ellos. La salvación a menudo se encuentra en la prevención, es decir, en la detección anticipada de ciertas alteraciones de carácter.

El agresor psicópata puede tener algunos de estos rasgos de carácter:

Manipulador, celoso en exceso, emocionalmente desligado, cíclico (pasando rápidamente de un estado emocional a otro), te causa confusión sin saber muy bien cómo predecir sus reacciones, le gusta provocar el daño psicológico a otros, se cree superior a sus semejantes (tendencia narcisista), tratará de alejarte de aquellos que forman parte de tu entorno inicial (familia, amigos) desterrándote a su único y solitario territorio, es egocéntrico (él es el centro de todos sus pensamientos, aunque en realidad ésa es su defensa porque tras ella se esconde un ser humano inseguro) y... un sinfín de todavía desconocidos rasgos que van llenando el listado con cada nuevo caso.

Muchas de vosotras os hayáis atrapadas en la red de estos hombres que con un carisma, no muy claro, os han hecho suyas. Sus disculpas son siempre tan creíbles que seguís formando parte de su disgregada vida. Cuanto antes abráis los ojos y cerréis los oídos a su palabrería, antes seréis liberadas.

Demasiados casos ya cerrados invaden las páginas de sucesos de nuestros diarios; nos hallamos indefensas ante un virus que puede acabar con nuestra vida y ninguna ley puede protegernos.

Mujer, deja ya de sufrir en silencio y defiéndete. Piensa siempre lo peor que pueda pasarte y aunque el tiempo creas ya transcurrido, no dejes jamás la puerta abierta.

domingo, 8 de febrero de 2009

Encuentros




Nazco con fuerza desde ésta, mi buhardilla en un momento feliz y triste al mismo tiempo. La indecisión ha marcado mi vida pero estoy aprendiendo a cambiar este defecto. Sin embargo hoy si me preguntas cómo me siento no puedo decidirme. Estoy feliz cuando miro hacia el futuro, cuando veo que atrás quedó ese gélido acantilado, sin más eco que el que mi propio lamento susurraba. Estoy triste cuando miro hacia el pasado, aquel que tanto sufrimiento ocasionó. Feliz porque avancé, porque me liberé pero triste porque os hice llorar...

Pero aprendemos de los errores y eso me hace aflorar una nueva emoción: la esperanza y con ella quiero iniciar mi andadura como blogger, con la certeza que estos encuentros me ayudaran a crecer.

Un beso.