sábado, 4 de junio de 2011

Encuentro con los indignados




No podía dejar de pensar en aquella “revolución” que tanto me recordaba esos tiempos en los que pedíamos una democracia, un voto, nuestro derecho a la libertad. Allí, apelotonados en pequeñas tiendas de campaña, habían ocupado Plaza Cataluña, centro de nuestra ciudad, esos que se hacían llamar asimismo “los indignados”.

Sólo sabía del movimiento lo que los medios habían divulgado y en mis adentros me sentía orgullosa de nuestros jóvenes, de esos inteligentes muchachos que, como nosotros en su momento, clamaban libertad.

Pude sentir su energía mientras recorría palmo a palmo esa plaza pero también, decepcionada, pude notar de cerca las garras de la bestia orquestando cada paso de ese movimiento.

Unos días antes leí un artículo sobre “The spanish revolution” en el website de Trinity a tierra ( www.trinityatierra.com ) que recomiendo encarecidamente donde se analiza en profundidad los detalles de esta revolución, que se inició en la capital española y siguió en Barcelona, detalles que los medios ignoran y/o prefieren ignorar. Recuerdo que se me pusieron los pelos de punta al leer aquellas referencias a personas que se hacen sentir como líderes bajo la premisa de su capacidad de liderazgo, organizando la voz del esclavo pueblo que todavía no sabe que sigue siendo utilizado.



Esas pancartas, ahora mojadas, rezaban verdades, una tras otra, pero ese caos organizado no deja de ser una estrategia de aquellos que nos gobiernan.
Disfrazados de amigos del pueblo, hay impostores que asimismo están siendo utilizados por los únicos que desde el principio del juego han sabido de qué trataba la partida.

Caos, confusión, revolución, indefensión creada por un sistema opresor en el que lo único que oprime es tu propia adicción al mismo. ¿Qué significa esto? ¿Nosotros mismos nos hemos encadenado? Sí amigos, nosotros hemos accedido a jugar al juego del dinero, del poder, del lujo, de la tecnología, del control, del sistema sanitario, del educativo, de la llamada “democracia”, de la polaridad, del yo tengo más que tú, del yo soy mejor que tú. Hemos accedido a ser envenenados, lentamente, por las medicinas, por la comida basura y también por aquella que reza “ecológica”, por las emociones negativas que nos invaden a diario con nuestras luchas de poder.

Ellos nos han dado un enorme caramelo que nos ha hecho esclavos de un sistema bancario, nos ha hecho sentirnos frustrados si no podíamos tener aquella casa o aquel coche. Poco a poco hemos sido corrompidos, sin saberlo, con la lujuria humana y así nos hemos distanciado de nuestro verdadero ser, aquel que no necesita nada PORQUE LO TIENE TODO.

“Los indignados” somos títeres bailando al son de una música que eligen otros, somos peones de una partida de ajedrez que juegan otros y lo peor de todo es que ni siquiera lo sabemos.

Se habla del despertar de la humanidad, del reencuentro con nuestra alma, con nuestra luz que todo lo ilumina y cuando meditamos, nos apuntamos a cursos de crecimiento personal y/o tratamos de mantener nuestras emociones bajo control, creemos que ya estamos despertando y, no digo que esas cosas no ayuden pero olvidamos otras muchas.
Salirse del sistema supone “salirse totalmente”, esto es, no cuentas bancarias, no posesiones materiales, no apegos, no educación reglada, no sistema sanitario, sentirte unid@ a la naturaleza y a todos los seres que habitan en ella, alimentarte única y exclusivamente de aquello que tú mismo cultives, no ver la televisión, no tener móvil, no creer ni apoyar la política y un sinfín de cosas que seguro me dirás que no eres capaz, porque no crees en ti mismo, en tu poder y necesitas la droga del sistema, que parece que te libera cuando en realidad te ata cada vez más.

No te quedes sólo con mis palabras, investiga, abre tu mente en busca de conspiraciones, y no temas lo que halles.
Recuerda que estamos en un juego, sólo somos simples peones pero podemos ser Reyes y Reinas si simplemente observamos sin dejar que la interacción nos corrompa.