martes, 17 de marzo de 2009

Despertares




Julia despertaba aquella mañana más temprano de lo habitual, no sabía si eran los incipientes rayos de sol que traspasaban el ventanal de su recién estrenada buhardilla o simplemente ya había descansado suficiente.
Eran las 7:30 A.M. y no tenía nada previsto en su agenda, aquella que antaño estuviera siempre llena.

Permaneció en la cama con los ojos abiertos saboreando esa sensación nueva, la de las "no prisas". Lejos de su memoria quedaban aquellos días en los que le tocaba lidiar con personas incompetentes que bajo una fachada de sabiduría ocultaban un "sin saber" bastante evidente.

Recordó la conversación mantenida con Roberto tan solo unas pocas horas antes y de nuevo sonrió, las cosas parecían estar nuevamente en su lugar aunque todavía quedaba mucho por hacer. Por el momento esos días de vacaciones servirían para que el rompecabezas se resolviera.

Roberto había estado allí todo ese tiempo, y qué poco se lo había compensado Julia; ahora se daba cuenta que sin él ella no hubiera podido tomar esas decisiones, aquellas que la llevarían al punto en el que ahora se encontraba. Roberto llenó parte del vacío que dejó Ernesto cuando marchó, esa parte que tiene que ver con la amistad, con la lealtad. Sin su apoyo Julia se hubiera derrumbado, hubiera desfallecido; estaba demasiado atada a Ernesto y no se dio cuenta de lo mucho que lo echaba de menos hasta que lo perdió. No había muerto pero había desaparecido sin dejar rastro, dejando un vacío tremendo que ni la fortaleza característica en ella había podido superar.

Inmersa en esos melancólicos pensamientos no atinó el sonido de su canción preferida, "Toca's miracle, Last night de Fragma" que le recordaba que tenía que levantarse para irse a trabajar pero... aquel iba a ser un día distinto: ya no tendría que acudir más, no volvería a sentirse humillada ni insatisfecha por esos mequetrefes que pretendían dirigir su vida. Julia ahora sonreía y disfrutaba de "su canción".. Roberto la ayudó a salir de esa empresa, donde era utilizada como una marioneta. Apostaba por ella en ese nuevo proyecto que arrancarían posiblemente un día soleado como hoy.

Un sonido distinto interrumpió nuevamente esos pensamientos encadenados. La insistencia la sacó repentinamente de sus devaneos y atinó que alguien llamaba a su puerta. Curiosamente nunca antes había sido utilizado ese timbre y tampoco Julia esperaba a nadie esa mañana.

El sol seguía irrumpiendo aquel espacio único, el día arrancaba y Julia volvía a sentirse feliz.

Se acercó a la puerta y se mantuvo unos instantes tras ella como si esa detención obligara a irse a quien estuviera al otro lado. De repente, tuvo una sensación que le recorrió todo el cuerpo, y puso su mano derecha en contacto con la fría madera.
El timbre sonó de nuevo y una voz familiar preguntó:

-Julia ¿estás ahí?

¡Dios!, cuantas veces antes había deseado sentir esa voz... y ahora que se hacía el deseo realidad estaba paralizada. Pero...era imposible que fuera él, pensó mientras recordaba sus palabras al marchar: "Necesito poner distancia entre los dos. Me has hecho mucho daño y sólo podré superarlo si me alejo de ti."

¿Cuanto tiempo había pasado? Dos meses, tres o quizás cuatro? El tiempo había transcurrido sin saber nada de él desde aquellas duras palabras que provocaron en Julia dolor y culpa. Y ahora esa voz sonaba tal cual la de Ernesto. Siempre había sabido que algo muy fuerte le ligaba a ese hombre, a quien amaría con locura y desespero pero su reaparición justo en estos momentos en los que todo parecía perdido serían una causalidad o una casualidad?

En pocos segundos todo lo vivido acudió a su mente y sin querer pensar más, por fin Julia abrió aquella puerta. Tras la culpa una nueva oportunidad se presentaba ante sus ojos. No hicieron falta las palabras, sus ojos se encontraron y sus labios se fundieron en un cálido beso.

domingo, 15 de marzo de 2009

El desencuentro




Alguien diria que la razón que motivó el desencuentro fue en su dia ignorar la petición de agregar a tu jefa en el Facebook; otros, quizás pensarían que esa postura siempre rebelde que te ha caracterizado ha sido el verdadero motivo.

La realidad burda y aplastante es que el desencuentro se ha producido.

La primera vez que oí esa palabra fue en esa puñetera reunión (o mejor llamarla "encerrona") que decidiría mi actual futuro. Y la verdad, es que ese término más que intrigarme, me gustó.

Fuí convocada a esa mesa redonda a toda prisa, no fuera que me diera tiempo de advertir a mis adeptos del desaguisado que con toda posibilidad se avecinaba produciendo la temida "Rebelión en las aulas".
Por fortuna, no acudiría sola a la cita, necesitaba que él me apoyara, sentir su fuerza en mis "adentros".

Al entrar en la sala tuve clara la encerrona porque los lobos que la ocupaban aullaban cual noche de luna llena.
La elección estaba clara, había que forzarlos hacia la confusión, de tal manera que la fuerza del grupo se mermara. Mi niña interior debía surgir para amedrantarlos, para hacerlos sentir culpables.
La grandilocuencia hizo su presencia en aquella mesa. Lejos de achicarme, me avivó la vorágine interior que luchaba por emerger.

Su estrategia era simple aunque bien pensada como si de un guión se tratara. Aquella partida estaba amañada desde el principio, en cualquier caso, yo iba a perder.

Mi destino estaba decidido de antemano, pero eso no impedía que me pronunciara liberando mi malestar tantos años prisionero por la rigidez de las normas.
Los lobos, tan impetuosos al inicio, terminaron cohibidos como si la oculta luna ya no permitiera sus aullidos.

El jefe de la manada concluyó diciendo: "Simplemente se ha producido un desencuentro".

En aquel momento me sentí por primera vez liberada, tanto de las personas que dirigían mi vida laboral como de las absurdas normas que limitan el crecimiento interior del ser humano.

Suspiré aliviada y cuando salimos de aquella sala te agarré con fuerza tu mano y a tus oídos murmuré: "Gracias"





PD: Quiero agradecer a todas aquellas personas que me han aportado tanto con su querer incondicional: Habéis sido los motores de mi constancia y dedicación. Por vosotros no he tirado la toalla antes. Especial mención a: Joan, Héctor, Sergi, Alba y Josean a quienes tengo que decirles que "así no quise irme pero no tuve elección". Seguiréis en mi corazón