miércoles, 2 de diciembre de 2009

Despertar




Con este nuevo artículo reabro el blog pero con un enfoque más concreto. Mi anterior etapa pretendía acoger diferentes composiciones como si de una escritora polifacética se tratara y la verdad es que cuando me toca hacer una novela, o escribir un cuento, me cuesta porque aunque de pequeña sí mostré mucho interés por la literatura ciertamente acabé siendo psicóloga y eso, aunque a veces trate de negármelo, forma parte de mi persona y es con ese formato con el que me siento realmente cómoda. Se me dan mejor los artículos de autoayuda que tratar de novelar lo que explico en un relato.

Hace años con ayuda de mi pareja puse en marcha una web en la que hablaba de temas de psicología con la finalidad de servir virtualmente de terapeuta. Por motivos ajenos a nuestras personas el portal donde se visualizaba la susodicha web cerró y la terapia virtual terminó.

Muchas veces me he quejado de mi profesión, me he querido alejar de ella porque la culpaba de las múltiples preguntas sin respuesta que como ser humano me hago. Tantas y tantas recetas para otros que pocas veces me apliqué. Ahora que he entrado en una etapa más madura, en la que he aprendido a valorar lo recibido y a entender que no hay que buscar fuera las respuestas que en ti habitan, siento necesidad de compartir ese despertar con todo aquel ávido de saber. En este punto mi propósito es nuevamente la ayuda, la terapia, repetir aquello que os dice vuestro interior pero que tan pocas veces escuchamos. Sí parece una frase hecha pero es bien cierta.
Nuestra disciplina siempre ha potenciado al hombre, se ha referido a él en los términos de “ser esencial, especial, único, independiente” y esto es así porque todas las preguntas que nos hacemos cuando nos sentimos perdidos tienen su respuesta en el propio ser que las cuestiona. El problema es que nos quedamos atrapados en la pregunta, inmóviles lamentándonos de nuestra vida, tirando por la borda ápices de luz que nos iluminen porque al no escuchar nuestro interior no lo oímos llorar por no encontrar el camino.

Sufrimos porque así lo elegimos, nos paralizamos atendiendo emociones negativas porque de ese modo alimentamos nuestro ego, pero amigos el ego sólo es el vestido, el cuerpo y tu yo está alojado en tu alma. Ese ser es el que llora en nuestro interior porque quiere librarse de todas las cadenas que le oprimen, ésas que cada uno de nosotros mismos nos hemos dedicado a apretar bien fuerte con cada vivencia negativa del ego. Ya no nos reconocemos, sólo somos un cuerpo atlético, con un vientre liso, unos pechos bien contorneados, un cabello tintado, una cara maquillada y por supuesto, con ropa cara y de marca. Hemos llenado tanto la superficie que nuestro yo se ahoga y aunque nos grita, no lo sentimos.

Una nueva trayectoria siguiendo los pasos de la anterior web, con una única finalidad: ayudarnos a despertar a esa gran verdad que quiere emerger del interior de cada uno. Hablaremos de pensamientos, sentimientos, felicidad, equilibrio, pero también de aceptación, transformación, espiritualidad y positividad.

Todo nos llevará a lo mismo: Amor, una palabra tan corta pero que expresa tanto, una palabra que tantas veces se pronuncia en vano o que tantas otras se muestra en desuso.