miércoles, 26 de mayo de 2010

La atadura al pasado




El pasado siempre está en el presente, de un modo u otro hacemos que reaparezca y eso nos debilita, nos gobierna, nos crea infelicidad.

El almacenamiento del pasado se inicia en nuestra infancia cuando recibimos los valores que nos transmiten educadores, padres, adultos importantes, inclusive relaciones con iguales, acontecimientos vividos especialmente, traumas, hechos que nos han marcado,…
Está claro que el archivo se hace cada vez más gordo y sí que la experiencia, lo vivido, algunas veces puede salvarnos en el futuro pero tenemos que evolucionar y la atadura en el pasado no nos lo permite.

Sufrimos a menudo por recuerdos vivenciados, por esquemas de comportamiento paralizantes que tratan de controlar nuestras vidas.
La vida tiene que fluir, tiene que ser un ir y venir de experiencias, vivencias, situaciones y uno tiene que quedarse con el sabor bueno de las cosas. Si no lo sentimos así, nos limitamos, nos mostramos atrapados a viejos esquemas que no permiten el cambio.

El pasado solo frena, sólo imposibilita el avance, la mejora, la evolución.
Tampoco tenemos que futurizar porque ello frustra y causa por tanto decepción al no ver realizados los sueños.

El pasado ya pasó, el futuro todavía está por llegar pero el presente es lo que te toca vivir, si te olvidas de sentirlo, no estarás viviendo.

Cuando hablamos de ser emocionalmente inteligentes nos referimos a sentir “en y el ahora”. Si me lamento por lo vivido o muestro nostalgia por aquello que está por llegar, no estoy saboreando mi vida, la intensidad de mis momentos.

Suavemente la noche abraza el nuevo amanecer, los sueños sirven de vivencia dormida pero el día trae pequeños milagros que no podrás recibir si permaneces todavía dormido. Quedarse en el pasado es seguir dormido como asimismo lo es soñar despierto en las muchas posibilidades que te depara el futuro.
Recuerda que cada instante es único e irrepetible, no lo dejes pasar.
Cada gota de vida derramada obstaculiza tu sabiduría, aquella que logras en el avance diario.
No es más sabio el que estudia más pero sí lo es aquel que siente cada momento como esencial.

No temas cerrar el pasado, pasar página. No temas apostar por ti, por la esencia de tu ser. No limites tu conocimiento y vive cada instante que cada nuevo día te aporta. Siéntete en esencia parte de este Todo.
La vida, tu vida tienes que vivirla en tu presente, sólo así serás consciente de lo mucho que te aporta.