domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Sabemos ser felices?




Hace años escribí un artículo sobre la felicidad y desde entonces he leído mucho sobre la misma, distintos puntos de vista pero todos aciertan a admitir que la felicidad no es un estado estable y continuo sino que se vive en momentos y uno elige si desea sentirse o no feliz sean cuales sean las circunstancias que envuelvan su vida. No hace mucho leí: “La felicidad no es una meta, es una trayectoria” y estoy totalmente de acuerdo con esa asunción.
La vida nos marca un camino desde que nacemos hasta que morimos, uno que a menudo tiene dificultades, obstáculos, de mayor o menor intensidad, pero es nuestra actitud frente a ellos la que aportará a nuestra vida felicidad o amargura.
Siempre he considerado al ser humano como una entidad cuyas partes están interrelacionadas. Así mente, cuerpo y emociones forman nuestro ser y cuando una de esas instancias se halla en malestar, desequilibra a las otras. Pero hay un hecho importante y es que nosotros elegimos como sentirnos sean cuales sean los eventos que nos rodeen y en esa decisión los pensamientos ocupan un papel muy importante. Cómo pensemos abocará una emoción y una gestión adecuada de las mismas concederá la diferencia.
Las emociones negativas presentadas por pensamientos irracionales, que nada tienen que ver con la realidad, sino que están teñidos por malestares ficticios, causarán infelicidad. Nos sentiremos rechazados, ofendidos, desgraciados, desesperanzados, ansiosos, tristes y creeremos que la vida es injusta porque nos produce esos sentimientos invalidantes. La cara opuesta es el conjunto de emociones positivas que vienen precedidas por pensamientos sanos que inalteran el equilibrio de la persona. Evidentemente ese estado conduce a la felicidad lo que es síntoma de bienestar personal.
Cada ser humano controla su mente gobernando asimismo los sentimientos que se generan con esos pensamientos. Nuestra mente está programada para boicotearnos pero nosotros poseemos la última palabra: somos los que elegimos cómo vivir la vida, y en esa manera de vivirla radica ser o no felices.
Pero recordemos como os he dicho al principio que la felicidad no es un estado continuo lo que establece que jamás hay que bajar la guardia.
La vida está repleta de desgracias, obstáculos, redes que se tejen en nuestra contra, contradicciones con nuestro propio yo, equivocaciones, desviaciones pero la confianza en uno mismo mantiene un sano control y equilibrio. Cuando uno cae en justificaciones, malentendidos, culpabilización, autodestrucción se está saboteando y permite que la duda desequilibre su vida.
Recuerda que tu vida es tuya y que lo que aprendemos es a saber vivirla. Nuestro mayor reto es precisamente establecer las elecciones adecuadas para vivir felizmente buscando la armonía entre nuestras necesidades y las relaciones que establecemos. Por más ingratas que sean las circunstancias, una actitud conciliadora con nuestro ser posibilita alcanzar la felicidad.

Algunas claves para lograr mantenernos felices y en equilibrio:
- Respétate a ti mismo. Elijas el camino que elijas, decidas lo que decidas, respétalo.
- Siéntete merecedor de tu vida y agradece el haber nacido.
- Conócete muy bien a ti mismo. Tienes que ser capaz de ir siempre un paso por delante de ti. El conocimiento profundo permite la buena gestión de tus emociones porque conoces tus propios demonios y sabes mantenerlos a raya.
- Nunca te avergüences por reconocerte débil, indefenso, celoso, rabioso, enojado. Simplemente aprende de esas emociones y de la función que tienen en cada momento. Lo importante es que las recibas con entendimiento para saber perdonarte.
- No te juzgues, ni juzgues a los que te rodean. Cada cual vive su vida como elige hacerlo.
- Reconócete libre para elegir tu camino. Esa es la aportación principal que le das a tu vida.
- Cuida en todo momento tu cuerpo, tu mente y las emociones que lleves contigo. Es tu responsabilidad.
- Aprende a estar a solas contigo mismo al menos cinco minutos diarios. No temas no saber qué preguntarte o peor todavía, qué responderte. Confórmate con estar a solas contigo y poco a poco tu interior se acostumbrará a fluir normalmente.
- Por último, vive el presente, cada momento intensamente como si fuera tu último aliento. El gozo de vivir se merece que vivas el presente, no que revivas el pasado o especules el futuro.

Cada instante de nuestra vida se forma con nuestras intenciones. Somos los creadores de nuestra existencia y ello supone un peso importante. Si nuestras actitudes conforman impresiones positivas además de vivir plenamente felices conformaremos impresiones de conjunto sanas y positivas. Aunque te sientas único no olvides que formas parte de una unidad y que tu infelicidad crea una realidad destructiva. Fomenta el equilibrio y con ello contribuirás a un mundo mejor.

1 comentario:

mar... dijo...

Hola Gloria
Me ha gustado tu entrada sobre la felicidad, sobre todo las claves que das para que nos sintamos en equilibrio y me alegra comprobar que muchas de ellas forman parte de mi forma de ser.
Creo que la más importante es la de saber disfrutar de uno mismo, de esos ratos de soledad en la que aprendemos a conocernos mejor y a sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestras limitaciones y con nuestros sueños. Una vez conseguido ese paso los demás vienen solos, como si formasen parte de ese ratito que nos concedemos exclusivamente para nosotros
Un beso