lunes, 14 de diciembre de 2009

Un espejo al mundo




Elena se sentía bella. Había llegado a la cuarentena pero sus rasgos mantenían la textura de su juventud. Apenas discretas arrugas se agrupaban alrededor de aquellos avispados ojos negros que a tantos hombres habían enamorado.
Aquella mañana mantenía su mirada atenta hacia su persona. Sabía que lo que veía seguía siendo bello pero sin embargo algo en sí misma le decía que no era así.
“Esa maldita vocecita que tanto me hace dudar” se decía mientras seguía atrapada ante ese espejo. Parecía querer traspasarlo o quizás esperar a que el tiempo se detuviera y le diera una respuesta a esa inquietud que le quemaba el alma.
Tenía todo lo que una mujer podía desear: fama, belleza, inteligencia, un hombre adorable a su lado y unos hijos maravillosos. Los años de duro trabajo habían quedado atrás y ahora era cuando podía recibir la tan preciada recompensa: su felicidad. Había, de todas formas, alguna cosa que ensombrecía su alma y muy a su pesar, no lograba adivinar el motivo.

Como Elena, muchos de nosotros, los humanos, sentimos un terrible vacío que nos azota hasta el fondo de nuestro ser. Aparentemente lo tenemos todo pero seguimos sintiendo que algo nos falla.
Como Elena, muchos de nosotros, los humanos, nos quedamos atrapados frente a nuestro espejo, contemplándonos, pero no como Narciso admirando la propia belleza sino tratando de atravesar el alma.

Nuestra alma se halla prisionera en el fondo de nuestros corazones y cubierta de multitud de edredones que la protegen de la frialdad de su cobijo al tiempo que la aíslan de nuestra persona. La distancia proporciona el olvido.

El espejo no refleja el alma, así es que por más que tratemos de recordarla no lo lograremos simplemente con permanecer atentos a su transparencia.
El alma se funde en eco en nuestros corazones, sólo hay que escucharlos para oír como nos habla, como se queja mientras nosotros, esos cuerpos bellos y humanos nos perdemos en las banalidades de nuestras vidas pobres de espíritu aunque ricas de materia, de Ego creyendo que ese quizás sea nuestro propósito en la Tierra.

4 comentarios:

L.N.J. dijo...

Hola Pantera, siempre el espejo mágico, ese que nos atrapa y nos engaña.

" Espejito, espejito mágico. ¿ Quién es la más bella de este lugar ? ...

Fin.


Encanto, qué alegría verte de nuevo.

Besos, milllllllllll ...

tag dijo...

Ayer escribi un comentario y por lo que veo no salió.

Empiezo de nuevo.
Es cierto que hay personas que lo tienen todo, todo lo que se suele desear profesional y personalmente, y sin embargo se sienten inseguras, deprimidas, sienten que les falta algo importante en su vida, tanto que incluso algunas veces les hace desear no seguir viviendo.

¿Que es eso que tanto necesitamos y no sabemos explicar?

Creo que el alma no entiende ni se rige por cosas tan materiales como puede ser la belleza fisica, los exitos profesionales, una posicion economica desahogada...
Creo que el alma necesita una paz interior y una filosofia de vida diferente.

Un besito

Celia Álvarez Fresno dijo...

Querida Gloria.
Estoy en Madrid ¡hace un frío...!
Tu relato no puede ser más real. Cuántas veces nos paramos a reflexionar sobre todo lo que tenemos, y entonces ¿Por qué éste vacío?
Y el Alma... acoquinada en su esquinita no dice ni mú, porque no le permitimos hablar.
Me encanta, querida amiga, que ya estés en activo bloggero.
Un beso para ti y otro ara Paco. Nos hablamos antes de Navidad (regreso el domingo).

milagros dijo...

Qué maravillosa reflexión la tuya. Somos muchos los que nos hemos visto atrapados en un montón de preguntas sin respuesta, mientras algunos sentimos ese vacío que podemos rellenar con paz interior (como dice TAG), con la satisfacción de hacer lo que creemos que debemos, de ser lo que deseamos ser y con dar todo lo que podemos.
Yo me siento mejor cuando me entrego al mundo, cuando me compadezco del necesitado, cuando le regalo mi sonrisa y mis lágrimas.
Un placer leerte y leeros.